08 octubre 2012

Mariápolis en Cinco Saltos

El fin de semana del 6, 7 y  8 de octubre, en la ciudad de Cinco Saltos nos encontramos para  construir la Mariápolis: encuentro característico del movimiento de los Focolares. 
Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y familias vinieron de Loncopué, Cipolletti, Centenario, Allén, Neuquén, Roca, Bariloche, San Martín, Picún, Punta Alta, Bahía y Buenos Aires para vivir juntos esta singular experiencia.




  

Los  jóvenes y adolescentes colorearon la Mariapolis. Su ir y venir en grupo, el servicio concreto o el karaoque traspasó los muros de su sala inundando toda la escuela. Así, siendo ellos mismos, nos renovaron en la esperanza. 





El sábado por la mañana encontramos un cofre que contenía la riqueza de la Palabra.
Así, desde el comienzo, íbamos descubriendo pistas para vivir cada momento. Palabras que muestran el camino, que comprometen, que interpelan, que ayudan a dar el paso necesario.





La Palabra también promete alegría y creo que todos los que compartimos esta experiencia podemos asegurar que la encontramos. El momento del juego fue el espacio concreto donde las risas, los colores, la creatividad, el ingenio y la diversión nos sorprendieron a todos y vimos esta alegría reflejada en los rostros que se iluminaban a medida que avanzaba el desafío.








Hubo quienes con generosidad y sencillez compartieron sus experiencias de vida. Al escucharlos era inevitable tener ganas de vivir así.




Cada momento era oportuno para amar y sentirse muy amado, también mientras hacíamos la cola para el comedor conversábamos con el que 'casualmente' estaba a nuestro lado. A veces con tiempo para la profundidad otras simplemente se podía compartir un fragmento de vida, un chispazo pero suficiente para saber que caminamos juntos. Como dijo alguien en estos días,"en la vida me la paso buscando buena gente, acá son todos buenos"




Las tardes las dedicamos a Espacios de Interés. Era difícil elegir, las propuestas eran  variadas y atractivas. 
Había espacios muy activos como los Juegos Cooperativos, divertidísimos: para  lograr el objetivo necesitamos la ayuda del otro.
La visita al Hogar de Ancianos: salir de nosotros mismos para ir al encuentro de los abuelos.
Servicio, pintaron una pared de la escuela que con tanta generosidad nos recibió y dieron una mano en el comedor, preparando los cubiertos para la cena.
Cocina, con un promedio de edad muy bajo, hicieron  dulces para regalar a los abuelos del hogar y otras exquisiteces que compartieron con los más pequeños.
Otros espacios a través de juegos, dramatizaciones y trabajos de grupo nos permitieron pensar sobre algunas problemáticas actuales que nos atraviesan a todos como son el consumismo, las relaciones humanas y la comunicación.  Entramos con curiosidad y salimos con preguntas que nos interpelaron, ¿cómo hacer para vivir lo que Dios nos propone?.















Las salas más coloridas estaban al final del pasillo, miles de simpáticos dibujitos, florcitas y mariposas que trepaban y se dejaban deslizar entre las caras del Dado del Amor. 
Un pasito más, allí estaban los más chiquitos, la guardería, donde también se vivió la Mariápolis a pleno, tanto que uno de sus concurrentes le dijo a su mamá: "Mejor no quiero ir mas a mi Jardín, este me gusta más"
Foto: Karina

Foto: Karina

Foto: Karina

Foto: Karina
Cuando llegamos nos contaron que la ciudad se llama Cinco Saltos por los saltos de agua que generaban energía eléctrica para iluminar la ciudad.
Nos propusimos lo mismo, dar los saltos necesarios para iluminar nuestra realidad. Saltar ante las dificultades, ante lo que me cuesta, ante mi propia limitación, ante el desgano y el descreimiento. 
La Mariápolis fue posible por los numerosos saltos que se dieron, muchos dijeron que SI, que estaban dispuestos a dar la vida por sus hermanos. Así saltito a saltito logramos generar la energía suficiente para que un río de felicidad inundara la Mariápolis y nos renovara interiormente.


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