13 noviembre 2012

Subida al Copahue


Después de algunas incertidumbres como nuestro guía enfermo, la fumarola del volcán que no dejaba llegar  al cráter y la búsqueda de grampones, logramos partir hacia el Copahue gracias a la generosidad de varios; entre ellos Luis que nos hacía de guía y Osvaldo que nos hizo de nexo con varios solidarios montañistas que nos prestaron sus elementos.



Amanecimos a las 5 hs con expectativa y ansiedad suficientes para saltar de la cama. Desayunamos, preparamos las mochilas y a las 5:45 hs partimos hacia el encuentro de nuestros compañeros de aventura.
Pasadas las 6 hs con un frío inesperado revisamos el equipo, probamos los grampones, cada uno acomodó su piqueta, buscamos un poco más de abrigo. Cuando esuvimos listos Segundo, guardaparque del lugar, nos acompañó y orientó en los primeros metros. Partimos, con ganas de entrar en calor y encontrar el mejor camino para que la nube de azufre no nos impidiera hacer cumbre.

Durante el primer tramo nos acompañaban la Luna y "Las Mellizas", dos lagunas turquesas cruzadas por la nieve formando una natural y gigante bandera argentina. Pronto aparecieron los primeros manchones de nieve que pudimos transitar con precaución pero tadavía sin grampones.




Todo el tiempo delante nuestro el Volcán con sus bocanadas de azufre, única y exclusiva presencia en un cielo a puro celeste.

Dejando a la izquierda el sendero que habitualmente se toma para llegar al cráter empezaron, entre los expertos Luis, Beto y Coco, las consideraciones para ver por dónde sería mejor subir teniendo en cuenta nuestras posibilidades. Fueron considerados y eligieron un camino exigente pero posible para nosotros.

Próximos a uno de los desafíos del recorrido nos pusimos los grampones, primero caminamos un llano que nos dio la posibilidad de amigarnos con ellos, pronto una pendiente considerable con mucha nieve. Beto hizo el mayor esfuerzo abriendo camino, su huella era vital para nosotros. Logramos subir sin tropezones y nos esperaba un merecido descanso. 
Continuamos con grampones porque todavía quedaba un gran campo de nieve con buena pendiente.


El cráter del volcán nos sorprendió, no dejaba de jugar con sus  bocanadas de mil formas. Mucho colorido: amarillos verdosos, blanco nieve, negro volcánico y celeste intenso de fondo. No podíamos dejar de mirarlo, como hechizados, pocas palabras, contemplación mágica Después foto de grupo.




Allí surgió alguna duda si continuar hasta la cumbre y por dónde regresar. Las deliberaciones terminaron enseguida con un "¡Hagamos cumbre! ", con la necesaria aclaración de que algunos tendríamos un ritmo un poco más lento. Bajada abrupta entre arena volcánica donde nos enterramos con liviandad. Dimos la vuelta y una inmensa explanada de nieve, a nuestra izquierda nos seguía saludando el volcán con sus emanaciones, siempre respetuosas manteniéndose a grata distancia. Enfrente la última gran trepada zigzagueante y exigente nos llevaba con impulso a la cumbre.





La imponente vista hacia el lado chileno de una cadena de volcanes hermanados y para el este, el Lago Caviahue rodeado de pinceladas de araucarias y los techos dispersos de los pueblos de Copahue y Caviahue. Sensaciones mezcladas de logro, belleza, inmensidad se iban aquietando al estar unos minutos en la cumbre. Llegaron las felicitaciones, el descanso y los sándwiches.



Allí también, un regalo más, estaba la Virgen protegida en su altarcito resguardando las historias de tantos que habían llegado. Un poco más allá la señal del límite con Chile de alta cumbre, el cartel que de un lado dice Argentina y del otra lado Chile.





Emprendimos el regreso por el camino tradicional sabiendo que la nube nos llegaría en algunos tramos pero que valía la pena el camino completo, rodeando la montaña. La bajada requirió cuidado y atención, el pedregullo suelto y mojado estaba allí como una trampa. La pendiente nevada también escondía alguna patinada. 




Los glaciares al pie del cráter teñidos de azufre y cenizas que casi sin darse cuenta dan origen al río Agrio que nos acompañaría hasta al final.


Con ojos llenos de belleza, la plenitud del logro y tantos regalos recibidos en el día pudimos seguir el sendero marcado con el cansancio justo sin dejar de disfrutar hasta el último instante.



Llegamos a la camioneta a las 15.50 hs. nos despedimos de nuestros guías que ya partían de regreso a su ciudad

A nosotros nos esperaban Candela y Adrián con un prometido y oportuno asadito para la cena que estuvo exquisitamente hecho.

VER MAS FOTOS

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Claudio muchas gracias, que belleza y felicitaciones por el gran esfuerzo, gran abrazo. Raul

Anónimo dijo...

Lindisimas las fotos, dan ganas de subirlo nuevamente!!!!!!!!!!

Silvana