29 noviembre 2012

Un paseo por Caviahue-Copahue

Cuando empiezan a asomar las araucarias el paisaje pareciera hablar de tiempos remotos, como que en cualquier momento un dinosaurio se podría dibujar entre ellas. Pero Caviahue es una pueblo relativamente nuevo, tiene poco más de 25 años, tomó el nombre del lago del lugar, en mapuche quiere decir lugar de fiesta o reunión. Sorprenden en la villa la cantidad de construcciones nuevas que están en marcha para recibir a los turistas.



La naturaleza al alcance de la mano. Por distintos senderos se encuentran cascadas que llegan de un lado o del otro, recovecos del arroyo que crean un lugar mágico, paredes de piedra imponentes donde las araucarias se arraigan con el sustento necesario.





Remontando el Agrio desde la villa y caminando pocos kilómetros nos encontramos con las dos últimas cascadas de las siete que el río forma desde su nacimiento en el volcán hasta la llegada al lago.






El paisaje está fuertemente dominado por la majestuosidad  de las Araucarias que le dan un sello único a toda la región.



 La similitud entre el dibujo de la corteza y las rocas del suelo basáltico llaman la atención. Es allí donde cada araucaria se aferra con toda su fuerza.

La localidad de Copahue, palabra mapuche que significa azufre, cobra vida en la estación estival, permanece cerrada durante el invierno cuando la nieve se adueña de todo el lugar. Aunque todavía no estaba habilitada pudimos conocer esta villa tan particular.
Vista panorámica de todo el complejo





Las puertas y ventanas se cubren con gruesas maderas para impedir el ingreso de la nieve que llega a la altura del techo.

Un caño que baja desde el volcán trae agua caliente para calefaccionar las calles y extender un poco más la temporada de atención en el centro terapeútico.

Es uno de los lugares más ricos en diversidad hidrotermal. Las propiedades terapéuticas de sus fangos y aguas son conocidas a nivel internacional.
Algas

Cultivo de Algas

Laguna del Chancho

Laguna Verde



El Agrio después de pasar por el lago, continúa su camino para alimentar al río Neuquén.

Después de andar unos 16 km contemplando su viaje muy tranquilo, nos encontramos con un salto de agua  de unos 60 metros (se aprecia su dimensión en la foto con las personas como referencia) que forma una impresionante olla en la roca. El Agrio va dejando su huella rojiza por donde pasa completando los colores del paisaje con su particularidad. 







Volviendo para Neuquén, nos encontramos con los Riscos Bayos, una particular formación rocosa muy cercana a Loncopué, me quedé con las ganas de hacer fotos, será para otra oportunidad.

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