Una invitación a construir la comunidad venciendo el resentimiento y la desconfianza.
“Hermanos, no se quejen
los unos de los otros”
(Sant 5,9)
Para comprender mejor la Palabra de vida que se nos
propone este mes es necesario tener presente sus circunstancias. Se trata de
los inconvenientes que se verificaban en las comunidades cristianas a las que
está dirigida la carta del apóstol Santiago. Es decir: escándalos,
discriminaciones sociales, uso egoísta de la riqueza, explotación de los
obreros, una fe más hecha de palabras que de obras, etc. Todo ello originaba
resentimientos y malhumores de unos contra otros, y creaba un clima incómodo en
toda la comunidad.
“Hermanos, no se quejen
los unos de los otros”
Es decir que ya en la época apostólica se podía
advertir lo que también hoy vemos en nuestras comunidades: las dificultades más
grandes para vivir nuestra fe no son a menudo las que llegan de afuera, es
decir del mundo, sino las que provienen desde el interior: ciertas situaciones
que se verifican entre nosotros y comportamientos de nuestros hermanos, que no
van de acuerdo con el ideal cristiano. Y ello crean malestar, desconfianza y
abatimiento.
“Hermanos, no se quejen
los unos de los otros”
Pero si todas estas incoherencias más o menos
graves tienen su raíz en una fe no iluminada siempre y en un amor todavía muy
imperfecto para con Dios y el prójimo, la primera reacción del cristiano no
deberá ser la de impaciencia e intransigencia, sino la que Jesús enseña. Él
exige la paciente espera, la comprensión y la misericordia, que ayudan el
desarrollo de la semilla de bien que ha sido plantada en nosotros, tal como
explica la parábola de la cizaña (Mateo 13, 24-30.36-43).
“Hermanos, no se quejen los
unos de los otros”
¿Cómo vivir la Palabra de este mes? Ella nos coloca
frente a un aspecto difícil de la vida cristiana. También nosotros formamos
parte de diferentes comunidades (la familia, la parroquia, la asociación, el
ambiente de trabajo, la comunidad civil), donde lamentablemente pueden darse
muchas cosas que parecen no ir bien: temperamentos, modos de ver, modos de
actuar de las personas, incoherencias que nos hacen sufrir y suscitan rechazo.
Hay muchas ocasiones para
vivir la Palabra de vida de este mes. En lugar de murmurar o condenar, como
estaríamos tentados de hacer, practicaremos la tolerancia y la comprensión. Y
luego, en la medida de lo posible, también la corrección fraterna; pero sobre
todo daremos un testimonio cristiano al responder a las eventuales faltas de
amor o de compromiso con un mayor esfuerzo de nuestra parte.
Chiara Lubich
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