20 julio 2010

Alta Gracia

Córdoba para todos 'La Docta', para algunos la provincia de los ríos, de tantas bellezas naturales, pero para nosotros resplandece más por las lindas personas que salieron de allí, que conocemos y que, a muchas de ellas, podemos llamar amigas.
Las ganas de ir siempre estaban, y en las vacaciones de julio armamos un viaje para allá, no para conocerla porque el tiempo era poco pero sí para asomarnos a alguna de las tantas cosas lindas que tiene.
Los días que nos tocaron no fueron de lo mejor: ola polar, lluvia y nevizca, pero como dice el refrán a 'mal tiempo buena cara' y cada día, bien abrigados, fuimos a conocer un lugar distinto.

El primer día Carlos Paz, el dique, el infaltable reloj Cú-Cú y la casa de Casper.

El segundo día Córdoba capital, el shoping (enorme), el Paseo Buen Pastor, la Manzana Jesuita, la Iglesia de los Franciscanos y las Aguas Danzantes, un espectáculo muy, muy lindo. La capital nos dejó con las ganas de ver más, pero quedó para la próxima visita.


Y finalmente lo más lindo de este viaje: el paseo por Alta Gracia. La oportunidad de tomar contacto con una historia de casi 500 años, cosa que a nosotros, que vivimos en una ciudad centenaria, nos impactó mucho. También puede ser porque nos gusta mucho la historia y la atención de la guía de turismo en la visita a la estancia jesuita fue excelente. Qué lindo caminar esos lugares donde empezó a escribirse parte de la historia del país, imaginarse las condiciones de vida y compararla con la vida contemporánea ... parece imposible.


Después el paseo por el museo del Che, la casa donde vivió en Alta Gracia buscando un alivio para su asma.
Casi como dos extremos, una ciudad que por su historia nos hace sentir lo insignificantes que somos los seres humanos y una figura, la del Che, que nos dice que cada uno es singular y está llamado a ser protagonista de su historia. No pude evitar pensar: él fue capaz de jugarse entero por un ideal humano; yo, a veces, soy tan mezquino y eso que creo que mi Ideal es mucho más grande.


 A pesar del poco tiempo, del largo viaje, del clima, fueron unas minivacaciones espectaculares, porque aprovechamos a charlar mucho con Virgi, a compartir momentos distendidos con Clara, Pía y Candela, pudimos conocer el Centro Mariápolis, donde nos recibieron con mucho amor y con la delicadeza que que cada noche una persona diferente compartía con nosotros la cena y era la oportunidad para conocernos. 
Y para mí un adicional, poder reencontrame con un amigo, pero no amigo de facebook, un amigo de verdad de los que no se cuentan ni por miles ni por cientos, y eso es un tesoro.

No hay comentarios: