25 septiembre 2010

Campaña Septiembre

Septiembre en Neuquen y en las calles nos encontramos con jóvenes que, en el peaje o en la Plaza de las Bandera, nos acercan una alcancía con una sonrisa en el rostro. Pero también los encontramos cuando caminamos por el centro, nos salen al paso con la misma alcancía y la misma sonrisa. Con pelucas, gorros de todos colores y las inconfundibles remeras de "Un techo para mi país" es fácil identificarlos, y si no consiguen que les des un billete; igual, casi siempre, te roban una sonrisa.

Es que septiembre es el mes de la campaña o mejor dicho de empezar el sueño, pero no un sueño de ellos, de los jóvenes, sino de las familias que necesitan una casita para vivir más dignamente.
Ellos no ahorran esfuerzos porque saben que cada moneda, cada billete suma y así, el sueño va dejando de ser simplemente un sueño y se empieza a convertir en una realidad. Organizan bailes, van a las escuelas a pedir ayuda, a los negocios y allí dejan la alcancía, con forma de casita, como una semilla de la otra casa, la casa grande que se va gestando y empieza a tomar forma.
Como punto central de la campaña arman una casa en pleno centro de Neuquén, en el Monumento, vecina a la Municipalidad y de espaldas al hotel Comahue.
Varios voluntarios la hacen su casa por el fin de semana e invitan a todos los que pasean por la avenida a conocerla por dentro y visitar la muestra que armaron con fotografías de los dos barrios: Los Hornos y 7 de Mayo.
Como decíamos en otro post, ellos contagian y en esta oportunidad contaron con la presencia de Bongiovani, que muy amablemente amenizó la noche con su música y después les expresó su alegría de poder ser parte de esta iniciativa.
Sí, los sueños son lindos y no hay dudas que si los soñamos entre muchos son mejores, sobretodo porque en este sueño podemos dejar de ser simples espectadores y convertirnos en parte de él.
Si este año no pudiste colaborar, quedate tranquilo porque estos jóvenes tienen pilas y los vamos a ver de nuevo el año que viene en nuestra querida ciudad. Y si no podés ayudar con dinero, regalales una sonrisa para darles fuerza para seguir trabajando como lo hacen ahora: dando todo y con mucha alegría.

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