21 febrero 2011

Neuquén: Elecciones Internas

En enero, la campaña que habían iniciado las dos listas internas del MPN el año pasado para definir el candidato a la gobernación, tomó un protagonismo social mucho mayor. Claro, lo que se decía a ‘sotto voce’ es que el que ganara la interna será el futuro gobernador, por eso esta elección iba más allá de los intereses del partido.
La cosa es que en enero nos despertábamos y veíamos una pared pintada con bigotes y fondo rojo.

A la mañana siguiente los bigotes entre rejas. Dos días después los bigotes repintados.

Una semana más tarde la pared de azul con el nombre de otro candidato, y así por todo enero y febrero hasta el día de las elecciones. ¡Cuánto derroche de dinero!
En tanto,  algunos amigos nos enviaron mails invitándonos a todos a votar en la interna que, siendo abierta, nos daba la posibilidad de hacer pesar nuestra opinión. Fue así que el 20 de febrero hubo una gran participación de no-afiliados que volcaron el triunfo a favor de Sapag o mejor dicho en contra de Sobisch.

Un día de fiesta porque el pueblo, sin ninguna obligación, se volcó a decir ‘NO’ a una línea política que no comparte. Es llamativo que con lo que gastó el 'sobischismo' no haya tenido un buen asesoramiento para comprender que muchas de las actitudes que enarbolaron durante la campaña sacaron a relucir lo peor de su propuesta (falta de diálogo, ridiculización de maestras que aparecían en la tele con bigotes, gasto sideral en obras públicas y un lema que se le volvió en contra: ‘compare y decida’). También sorprendieron las declaraciones del día después del actual gobernador (quien ganó la interna) diciendo que el voto es una muestra clara de apoyo a su gestión, cuando todos sabemos que la gente voto ‘en contra de’ Esperemos que haya sido sólo una declaración pública, pero que a puertas cerradas hagan autocrítica y analicen lo cerquita que estuvieron de dejar de nuevo la provincia en manos de Sobich.
En el 2001, a nivel nacional, salió a luz un lema: ‘que se vayan todos’, en boca de un pueblo cansado de la clase política. Hoy, gracias a Dios, ese no es el sentimiento general y hay que reconocer en esto un mérito del gobierno K, donde muchos, especialmente los jóvenes, vuelven a creer en la participación social, política y partidaria.
En nuestra provincia se percibe, a veces, esa desazón general por ‘sufrir’ una clase política que no abre el juego, que se siente tan segura que no es capaz de volver a escuchar al ciudadano. Para no llegar a ese profundo sentimiento de desesperanza es necesario que los dirigentes se animen al cambio necesario, al diálogo, a la participación y ejerzan el poder con responsabilidad y creatividad.

Alguien me dijo, el día anterior a las elecciones, que no importaba porque en definitiva ‘el pueblo tiene el gobierno que se merece’. Me quedé pensando, no creo que sea así, no puedo aceptar que nosotros nos hayamos merecido a Videla o a Galtieri, como tampoco puedo creer que los chilenos se hayan merecido a Pinochet ni los alemanes a Hitler. A veces estas cosas pasan, casi inexplicablemente; por eso es importante, cuando descubrimos que podemos hacer nuestro pequeño aporte, animarnos y comprometernos, aunque sólo sea con un voto.
Puede ser solo una gota en el mar, pero sin esa gota el mar está incompleto.

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