No se puede vivir del amor

El domingo 28 fui a la primera construcción de uTpmP en el Barrio Confluencia.
El viernes 26, en el monumento, había sido el envío de los voluntarios que partían con el proyecto de armar 10 casitas para otras tantas familias de ese barrio.

No sé por qué pero varias veces me vino a la cabeza este tema de Calamaro, ‘no se puede vivir del amor’, se acuerdan?, un ritmo muy pegadizo que enumeraba todas las cosas materiales que el amor no puede comprar. Evidentemente Calamaro confundió o redujo el amor a un pensamiento, a un sentimiento desencarnado, porque justamente lo que vi el domingo fue algo totalmente diferente: toda la potencia del amor en movimiento.

Porque el amor verdadero no se queda en el discurso, se concretiza, se encarna.

Así, con pocos medios pero con muchas ganas un centenar de jóvenes hicieron que el lunes diez familias amanecieran un poco mejor.

Y también las familias hicieron de ellos jóvenes distintos a los que llegaron al barrio el viernes por la noche: jóvenes más plenos, más felices.

Un milagro del amor que va y que viene, que genera vida por donde pasa y que no deja a nadie indiferente.

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