29 octubre 2011

Familia y sociedad

Los medios de comunicación: la televisión, internet, los celulares influyen de una manera u otra en la vida de familia. Pero también el trabajo, tanto cuando falta como cuando nos desborda, la escuela, los nuevos postulados que la sociedad presenta, el consumismo, las modas y tantos otros entran en la vida familiar para bien o para mal y nos exigen una respuesta que no siempre es fácil encontrar o sostener. 

Por eso el sábado 29 en el encuentro organizado por Familias Nuevas nos propusimos mirar juntos estas realidades y ver de qué manera afectan o condicionan nuestra vida. 


Concluyendo la mañana escuchamos el tema de Chiara del congreso de familias de 1998. Primero identifica las situaciones difíciles que las familias enfrenta hoy y después nos propone poner la mirada en Dios, en los valores verdaderos para no confundirnos y encontrar las fuerzas para ‘ser familia’ como Él la pensó.
También las experiencias que compartieron algunos nos ayudaron a ver concretamente como se puede vivir contracorriente.


Hubo espacio para el diálogo, para el encuentro personal donde compartiendo lo que nos pasa con otro siempre encontramos respuestas más allá de las palabras.



Almuerzo a la canasta y un momento de juego muy especial, para mostrar la destreza lanzando y atrapando globos. 


Y si no pensar como nos podemos secar… 
Por la tarde, Zula y Alberto, nos presentan el tema central del encuentro internacional de familias realizado en Roma, donde se pone de relieve todo lo que la familia puede dar a la sociedad para hacer de ella una gran familia. Un tema espectacular, Chiara, con un poder de síntesis único, va tomando los distintos aspectos de la vida familiar desde la economía a la salud, de la educación al cuidado de la casa y nos muestra en una dimensión plena como la vida de familia se puede convertir en don para revitalizar un tejido social que muchas veces está deshumanizado. 


Con estos dos argumentos que nos ayudaban a mirar con esperanza la realidad nos encontramos en grupos para ver qué podíamos hacer, tanto en nuestras familias como en los círculos sociales donde nos movemos: escuela, trabajo, parroquia, etc.
Para concluir, la propuesta era colorear la ciudad, y allí salió toda la creatividad, el alma de niños y jugando, pero con cosas muy serias que se dijeron al final, todos nos pusimos a embellecer ese afiche como símbolo del deseo que tenemos de una sociedad más linda.



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