29 noviembre 2013

Caminando a Luján



Iniciamos la caminata a Lujan antes de dar los primeros pasos desde Liniers. La aventura comienza cuando el corazón nos pone en camino, muchos meses antes, y empezamos a prepararnos para este momento llevando en el corazón tantos pedidos, las necesidades que familiares y amigos nos confiaron y el agradecimiento por todo lo que Dios nos da.




La condición física es importante, no son pocos los casi 60 km del recorrido, pero lo que hace especial a este momento no es el desafío deportivo sino la preparación al encuentro con ese Padre que nos ama con locura.



La imagen de ir a la casa de Dios es muy fuerte y a medida que pasan los minutos, con cada paso que damos esa certeza se hace convicción.  María, como hizo hace 2000 años nos muestra el camino, nos acompaña y nos hace parte del pueblo que encuentra en la fe la respuesta y la esperanza para la vida.





Fue una experiencia vital. 

Como en la vida hubo momentos de mucha alegría, otros de cansancio, de acompañamiento y de soledad, de agotamiento extremo, de encuentro con un hermano que te ofrece el hombro y te ayuda a seguir, de mucha comunión, momentos sagrados de oración comunitaria y otros no tanto, pero todo marcado por Su presencia.
Hay momentos que queremos decir basta parece que no tenemos más fuerza y entonces llega un mensajito diciendo 'pedí por...' y entonces el sacrificio tiene sentido, porque no es sacrificio en sí mismo, o por mí, sino por amor al otro. Y eso alcanza para volver a ponernos en camino.



Llega la noche y el cansancio se hace agotamiento, uno sigue sin ver, confiando, no en las propias fuerzas, sino en la experiencia del hermano, en la promesa, en la esperanza del encuentro con Algo que nos supera y que nuestro limite no nos permite comprender.



Finalmente la claridad del día que nace va coloreando el río vivo y los rostros de los compañeros se distinguen fácilmente, en cada uno se ve el cansancio y la alegría.






En la plaza, frente a la Basílica está comenzando la misa, impresiona ver la cantidad de gente que está en el lugar y la que se sigue sumando constantemente.  Me quede a un costado, viviendo la misa, esperando ansiosamente el momento de la Eucaristía y ofreciendo en el Altar tantas intenciones que había traído en el corazón, tantas que me habían hecho llegar en una cartita o en un mensaje y que ahora en el sacrificio de Jesús cobraban su verdadero significado.



A continuación les dejo alguna fotos más de los momentos vividos






























2 comentarios:

Unknown dijo...

Claudio que magnifica imagen de la Basilica!!!

Fer dijo...

Muy linda experiencia, gracias por compartir. Bendiciones!!